Doscientos alumnos del colegio Giner de los Rios han conocido a fondo el proceso de nacimiento y crecimiento de las hortalizas que habitualmente comen en sus hogares gracias al huerto escolar que ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de Puertollano
Doscientos alumnos del colegio Giner de los Rios han conocido a fondo el proceso de nacimiento
y crecimiento de las hortalizas que habitualmente comen en sus hogares gracias al huerto escolar
que ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de Puertollano.
La alcaldesa,
Mayte Fernández, ha visitado los distintos huertos que se han plantado en el
interior del centro y que con mimo han cuidado desde el inicio del curso tanto alumnos como sus
profesores. Fernández agradeció la iniciativa de este proyecto tan global y transversal que se
extiende a todas las áreas.
Una actividad que califica como innovadora y que implica al claustro y ampas. “Ahora que
se habla de la obesidad y los hábitos alimenticios es muy positivo, porque los niños han aprendido
de donde vienen los alimentos, como se cultivan, procesan y comerlos”.
La directora del centro,
María Dolores Fernández, subrayó el valor de este huerto desde el punto de vista
pedagógico, de aprender fuera de las aulas y sin estar delante de los libros de una forma
divertida, por ejemplo, a través de problemas matemáticos sobre las tomateras y las flores que
habían nacido.
Una buena forma de romper la rutina y generar buen ambiente en todo el centro. En las propias
escaleras del colegio se han llenado de poesías y de refranes y adivinanzas sobre la agricultura de
todos los meses del año.
El Ayuntamiento ha colaborado en este huerto con mesas de riego, en donde se ha colocado la
tierra y semillas, y con palas para removerlas. Repsol aportó una dotación de económica y cuadernos
de campo y Fertiberia los necesarios abonos para la tierra.
Agricultura tradicional
Según explicó la directora se ha intentado que los escolares conozcan la agricultura
tradicional, sin la utilización de pesticidas, mediante el uso de plantas aromáticas como albahaca
y tomillo, que eviten plagas de insectos. Se ha dejado de crecer la planta, pero también de secar,
para que los escolares entendieran el proceso de la cosecha. “Cada planta tiene su temporada
y una vez seca se obtiene la semilla”.
Pepi Gutiérrez, con su tesón y trabajo ha conseguido “que nos enganchemos
todos”, que hasta colaboren los padres y que la temporada acabe con el día de la cosecha para
compartir platos elaborados con alguno de los productos que se han cultivado.
Todos los escolares de primaria han tenido su propio cuaderno de campo, cedido por Repsol, en
los que han realizado sus dibujos, poesías y sus impresiones sobre el crecimiento de la planta.
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