Septiembre es feria, son los días de nuestras fiestas en
honor de la Virgen de Gracia.
En esta ocasión, nada es como siempre, con el impacto de lo
realmente excepcional; este año no tenemos feria. Toda lo está condicionando la
extraordinaria situación de pandemia que tanto está alterando nuestra vida
personal y la convivencia social desde hace meses. Tendremos que festejar con
las normas y recomendaciones sanitarias, festejar lo que nos une. Festejar la
vida.
Aprovecho para agradeceros, una vez más, el comportamiento
ejemplar que la ciudad está teniendo desde que comenzó esta situación. Estoy
segura de que continuaremos esta senda de esfuerzo y respeto a la norma también
en estos días y los que queden.
La programación este año ha quedado reducida a su mínima
expresión: la ofrenda de flores simbólica y limitada, los oficios religiosos,
la exposición de la imagen de nuestra Patrona y unos humildes fuegos
artificiales que nos permitirán, con la seguridad a la que estamos obligados,
homenajear a nuestra Virgen de Gracia. No podremos estar juntos, pero sí muy
unidos en el momento y en el sentimiento, cuando miremos desde cualquier punto
de nuestra ciudad el cielo iluminado por la pólvora.
Hace un año la emoción me llenaba, porque por primera vez
como alcaldesa, sentía como la ciudad se volcaba con devoción en los actos
religiosos, al igual que lo hacía con alegre regocijo en los actos lúdicos y
festivos. Este año mi emoción es mayor y más profunda, recordando la unión, la
solidaridad y el sentido del deber con el que Puertollano afrontaba hace muy
poco el Estado de Alarma y el confinamiento.
No hay que lamentar lo que no tendremos estas fiestas pues
lo hacemos por responsabilidad, protección y cuidado mutuo. Además, tenemos que
sentirnos muy orgullosos ya que, pese a la dificultad, Puertollano con la
fuerza que le caracteriza, cumple de forma cabal con su cita anual con la
Virgen de Gracia. Ahora en septiembre al
igual que lo hicimos en mayo con el Santo Voto, en momentos todavía más difíciles.
Hoy, como entonces, mi agradecimiento en nombre de la
ciudad, a todas y todos los profesionales que siguen al pie del cañón para que
tengamos la vida más normalizada posible. Y mi recuerdo para las personas que
ya no están, todo mi afecto para sus familias.
Si de algo pueden servirnos estos días, es para reflexionar
y resaltar el valor de lo que estas fiestas propician en normalidad: la
participación, la celebración de toda la ciudad entorno a un sentimiento común.
El retorno de los ausentes y el reencuentro con las amistades y la familia. La
alegría compartida, el calor del contacto y la cercanía del cariño: los
abrazos, los besos, las sonrisas. Este año no estarán o serán muy limitados.
Por eso os pido que guardemos con paciencia el deseo para que cuando sí podamos
vivir estas fiestas como estamos acostumbrados, lo hagamos con ímpetu renovado
y merecido. Todo llegará.
Sé que sabremos encontrar la manera para disfrutar de estos
días, en la medida de lo posible, de una forma contenida y segura. Con mis
mejores deseos para todos y todas.
Como siempre, pero
esta vez con más fuerza:
¡Viva la Virgen de Gracia!
¡Viva Puertollano!
Isabel Rodríguez,
alcaldesa de Puertollano
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