Una de las leyendas de Herencia, concretamente la relacionada con su origen y fundación, cuenta que su nacimiento tuvo que ver con el cambio de población hasta unas casas de labor propiedad de unos vecinos de la villa de Villacentenos que, aquejada por constantes epidemias debido a la insalubridad del lugar donde estaba asentada, decidieron abandonarla y poblar en otra nueva ubicación.
El historiador y arqueólogo Luis Miguel Fernández-Montes Corrales, apunta también que, aunque “desconocemos casi por completo las vicisitudes de la vida de Villacentenos y ni las fuentes documentales ni la arqueología nos aportan ninguna información de ello, el estancamiento de las aguas del río (algo que sucedía con cierta asiduidad) pudo provocar algún tipo de enfermedad (paludismo, esquistosomiasis, fiebres tifoideas…), diezmando la población del entorno velozmente, pues muchas de estas enfermedades eran transmitidas por mosquitos y otros animales. Aunque esta será una incógnita que se sumará a las muchas que quedan por despejar en la Historia de nuestra localidad”. Sea como fuere, mito, leyenda o historia, lo cierto es que a lo largo de los siglos existe la creencia popular de que el inicio de la población de Herencia en el enclave y lugar en el que hoy nos situamos se origina a causa de las epidemias y enfermedades que asolaban un primigenio lugar y que obligaron a lo población a desplazarse hasta encontrar un terreno más saludable y propicio para habitar.
Por eso, en este número dos de la revista H del Taller de Historia Local de la Universidad Popular, se pretende dedicar un especial a recoger parte de la historia de las pandemias y enfermedades que azotaron Herencia y su comarca al hilo de investigaciones ya realizadas por diversos autores pero, también, gracias a las investigaciones recientes como la de Félix Patiño Galán que, a través de documentos inéditos del Archivo de Palacio estudia dos casos de epidemia en la vecina Villafranca de los Caballeros durante los siglos XVIII y XIX. Estudios que nos ayudan a comprender y entender cómo se afrontaban las enfermedades también en nuestra localidad, y cuyo título se toma como epígrafe para este editorial.
Artículos diversos, que buscan distraer, pero también enseñar y ser punto de reflexión, pues en su disparidad todos esconden un mismo denominador ya que, tanto en la superación de las epidemias pasadas y actuales, como en la aparición de fiestas como la del 1º de Mayo, romerías como las de San Isidro o la Virgen de Cabeza o celebraciones como el 50 aniversario de un centro educativo, son el resultado de la voz colectiva de la tribu, de la acción conjunta de la comunidad.